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Fotografía por: Diego Guerrero
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Fotografía por: Diego Guerrero
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Bio y Prensa

El rock and roll no es subir el volumen, apretar los tres pedales de distorsión que rodean el micrófono, rasgar la voz y menear la cabeza como si se te fuera la vida en ello. Tras cinco álbumes en su haber y un silencio discográfico de siete años (“Wasteland”, publicado en esta casa en 2012, era lo último que habíamos podido escuchar), Holywater entendieron que, para revolucionar a los demás, tenían que revolucionarse a sí mismos. Y eso es lo que han hecho, no solo como banda, sino a nivel personal.

El retiro a la vida en el campo (aunque sería más justo decir en el “bosque”) de Ricardo Rodríguez (vocalista, guitarrista y compositor) motivó otra mecánica de trabajo en unos Holywater que, como trío (Martín AlonsoMito y el propio Ricardo), cambiaron las quedadas en el local de ensayo por los ensayos en el salón del piso de Martín, abrigados por una guitarra española, una acústica y un bajo; y una inspiración conceptual naturalista, en donde la vida rodeada de naturaleza y vida salvaje de la Comarca de A Paradanta acabó emitiendo sus sonidos en las nuevas composiciones del combo gallego.

Con un sonido inspirado en los bosquejos de la naturaleza y que cambió la virulencia y descarga del rock eléctrico por el abrigo de los instrumentos de madera; Holywater se encerró el pasado mes de agosto de 2018 en los estudios Planta Sónica 2 de Vigo a registrar (con la incorporación de Álex Vilas a la batería a última hora: el grueso de las baterías están grabadas por Ricardo, a excepción de una canción que ha dado tiempo a Vilas a grabar) el que, posiblemente, sea su repertorio más sentido, directo, sin maniobras ni ambages: “Arboreal” (Ernie Records, 2019) es pura verdad desde la primera hasta la última nota.

Sin perder el empaque rockero (la batería no pierde pegada; y ni siquiera la instrumentación electro-acústica ha hecho que pierdan frontalidad ni expresión) y un sonido que recuerda a discos como el “Harvest” de Neil Young, a los acercamientos electroacústicos de bandas como Alice in Chains o Pearl Jam o al registro más puro de Uncle TupeloDrive-By Truckers o Whiskeytown, lo nuevo de Holywater demuestra que el rock and roll no entiende de volúmenes ni de piruetas ni maniobras de escapismo, sino de verdad. Y, en ese juicio, el cuarteto gallego siempre resulta inocente. Por algo será.

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